Acerca de Misión Industrial de Puerto Rico
En Misión Industrial de Puerto Rico han trabajado muchas personas que les gustaba escribir. El siguiente resumen fue redactado por Marianne Meyn y es un ‘vuelo de pájaro’ sobre una gran cantidad de artículos –descriptivos y analíticos– que prepararon integrantes de la organización, como el padre Richard Gillett, Mario Roche Velázquez, Benjamín Ortiz Belaval, Andrés Trevathan, Tomás Morales Cardona, Neftalí García Martínez, Alfonso Damman, Víctor Agrait, Wilfredo López Montañez, Marianne Meyn, entre otros.
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¿Qué es Misión Industrial de Puerto Rico?
¿Un proyecto ecuménico, ambientalista, ecologista, educativo, político, organizativo, científico, legal? Misión fue una sombrilla para todos los sectores identificados con el objetivo que define el certificado de incorporación en el 1969:“Desarrollar una conciencia de las implicaciones para la comunidad humana de Puerto Rico de la nueva época industrial y tecnológica en la cual vivimos, especialmente concerniente a los hombres y las instituciones de esa comunidad; y desarrollar modelos para efectuar cambios creativos y humanizantes dentro del ambiente socio-económico y de los procesos de hacer las decisiones de esa comunidad.”
¿Qué impulsó la formación de Misión Industrial?
En la segunda mitad de los años 60, algunos sectores progresistas dentro de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña iniciaron un proceso de discusión acerca de la necesidad de que la iglesia “se abriera al mundo” en torno a los problemas económicos, sociales y políticos del país que se discutían con vehemencia para ese tiempo. La discusión respondió a la observación de que la industrialización y el cambio social tan acelerado y desordenado impuesto al pueblo puertorriqueño se llevó a cabo sin haberse considerado las consecuencias socio-culturales y espirituales que tendrían sobre el pueblo. Se creía que hacía falta una organización relacionada con las iglesias que trabajara con los sectores obreros de fábrica, supervisores de primera línea y gerentes de industrias para lidiar con los problemas que surgían por el establecimiento de las industrias. “Sin embargo, pronto decidimos que el desbalance de poder era tan pronunciado por un lado, que era menester respaldar a los sectores obreros; entender mejor la seria amenaza del sector industrial al medio ambiente y comprender todos estos factores en el conjunto de la problemática del desarrollo social y económico el país.” (Richard Gillett)
Cabe resaltar que fue bajo el auspicio de la Diócesis de Puerto Rico de la Iglesia Episcopal que nació la organización en Puerto Rico (hubo otras misiones parecidas en Inglaterra y Estados Unidos). La formación de Misión Industrial propiamente se da bajo el liderato del “cura obrero” episcopal Richard Gillett, el reverendo anglicano canadiense Tom Anthony y uno de sus más fervientes colaboradores, el Obispo Episcopal Francisco Reus-Froilán.
Uno de los primeros trabajos de Misión Industrial, en el que se asume la responsabilidad social, fue lograr que la Iglesia Episcopal se pronunciara sobre la proyectada explotación minera. Misión ayudó a la celebración de vistas públicas en Puerto Rico por parte de las iglesias que tenían inversiones en las compañías mineras. Estas vistas sirvieron para cuestionar la política inversionista de las iglesias. Incluso, se llegó a pedir que las iglesias retiraran sus acciones de las compañías y que Misión compareciera ante los accionistas a fijar su posición respecto al proyecto minero. En esta época, la Carta Pastoral que promulgó el Obispo Reus Froilán sobre las minas resalta que: “El estar en el mundo compromete a la Iglesia a ser algo más que un mero agente de sacramentalización del orden establecido. La hace un agente profético en pro del cambio y transformación que traerá la paz y la justicia entre los hombres.”
Algo similar logró Misión con la compañía Westinghouse, que pretendía construir una planta nuclear en Aguirre. Allí también las iglesias tenían acciones. Es interesante resaltar que inicialmente la oposición a la explotación de recursos naturales no renovables (minas y petróleo) no era una oposición per se a su explotación, sino una oposición a la explotación por parte de compañías foráneas. Por el contrario, se aceptaría si el beneficio económico recayera en el pueblo de Puerto Rico o si las compañías foráneas pagaran una indemnización por el daño causado; una posición que iba a cambiar a una postura más radical y clara en contra de la contaminación.
¿Qué objetivos orientaron los trabajos más sobresalientes de Misión?
Tan pronto se hizo patente la imposibilidad de evangelizar, o bien, humanizar el taller de la fábrica, el Padre Gillett se dedicó durante los primeros años a ayudar en situaciones de huelgas y en situaciones que mostraban malas condiciones de trabajo y de salud para los obreros. Sin embargo, durante ese período creció el interés de Misión por los problemas ambientales en Puerto Rico y cómo estos afectaban no solo a los trabajadores en las fábricas sino, además, a los residentes de las comunidades cercanas a las fábricas.
Un ejemplo de esto fue el trabajo que llevó a cabo Misión en relación con la extracción de cobre a cielo abierto cerca de las comunidades en las montañas de Adjuntas, Lares y Utuado. La oposición se fundamentó en el daño que las minas iban a causar en los residentes del área, a la agricultura, a los ríos, a la fauna y la flora de las montañas. Además, Misión se opuso al proyecto de un puerto de calado hondo para super tanqueros de petróleo (superpuerto) en la costa oeste del país (Aguadilla, Rincón o Isla de Mona). Se pretendía usar a Puerto Rico como parada de unos inmensos barcos de petróleo que representaban un verdadero peligro por los escapes y desperdicios que terminarían en el mar.
Ya cuando se retira Richard Gillette por entender que “Misión debiera operar completamente por un personal puertorriqueño”, el proyecto se involucra en el problema de los desperdicios de mercurio de la fábrica de termómetros Becton & Dickinson de Juncos. Tanto los obreros como los vecinos se estaban envenenando con el mercurio. Se logró que la fábrica tuviera que disponer mejor de sus desperdicios y se tramitó una demanda de daños y perjuicios contra la empresa por parte de los vecinos.
Misión apoyó a los obreros migrantes agrícolas puertorriqueños y la huelga de la General Electric de Palmer. Misión adiestró a líderes obreros y apoyó a las comunidades de Guánica, Guayanilla y Yauco que vivían en el mismo medio de un monstruo petroquímico. Además, ayudó en la organización de los vecinos de Guayama y Salinas que se oponían a la compañía Monsanto. Misión también brindó apoyo para que las comunidades en Manatí, Barceloneta, Cataño, Yabucoa, Vieques, Cabo Rojo se organizaran. Misión estuvo, “en fin, en donde quiera que se sentían los efectos de un modelo económico de desarrollo que dejaba la basura aquí y se llevaba sus frutos a otra parte.” (Benjamín Ortiz)
El trabajo que Misión Industrial realizó con las comunidades durante su primer decenio enfatizaba en el apoyo científico (estudio sobre la función pulmonar y la contaminación atmosférica, estudio sobre contaminación de agua entre otros) y en el ofrecimiento de apoyo legal y organizativo (ver cronología de los trabajos del 1966 al 1983, Marianne Meyn). Este trabajo tan efectivo y diverso fue posible gracias a decenas de voluntarios que se integraron a nuestros esfuerzos desde la Junta de Directores, comités asesores, colectivo de trabajo, organizaciones comunitarias e iglesias.
Claro está, con una gama de actores tan heterogénea hubo también un potencial de conflicto diverso por lo que muchos habrán oído hablar de discusiones y crisis en Misión Industrial. Uno de estos momentos de crisis se dio a finales de los años 70 y principios de los 80; lo cual desembocó en una renovación del colectivo de trabajo y la estabilización de la Junta de Directores, una junta que desde 1983 solo iba a integrar representantes de las iglesias y proyectos ecuménicos hermanos.
Si bien el trabajo de Misión Industrial estaba dirigido a la educación y organización comunitaria desde una perspectiva política progresista y radical, se vio la necesidad de retomar los objetivos generales originales citados arriba, reafirmar el trabajo de concientización, organización y desarrollo de modelos de desarrollo humanizantes. En vez de mostrar una tendencia al actuar como una agencia de servicio, Misión quería asegurarse de actuar como agente de cambio dirigido en último término a crear un frente de lucha popular. Por lo tanto, Misión no iba a seguir atendiendo todos los focos de problemas ambientales; por el contrario, “iba a hacer una selección y establecer un orden de prioridad tanto temático como de potencial organizativo y multiplicador de las experiencias.” (Alfonso Damman)
El grueso del trabajo que se realizó desde los años 80 en adelante giraba, entonces, alrededor de la organización comunitaria. Se aspiraba no tanto a resolver un problema ambiental dado de una comunidad dada, sino fortalecer y extender los procesos de organización comunal, que combinaban la organización comunitaria con la educación popular, el análisis científico, la utilización de los medios de comunicación, y la incorporación de líderes religiosos, cívicos y culturales a un movimiento amplio con base comunitaria. En tal proceso organizativo “las comunidades comienzan por defender sus intereses inmediatos de una forma espontánea. Pero al calor de su práctica, experiencia y confrontación con las distintas instrumentalidades, agencias y grandes industrias cuyo fin último es el lucro a costa del trabajo de los obreros puertorriqueños, algunos de los miembros van desarrollando la conciencia de que los problemas ambientales no meramente tienen un carácter general, sino que están ligados a la estructura económica, política y social puertorriqueña.” (Wilfredo López)
Sobre el trasfondo de crear un movimiento amplio de base comunitaria, cabe resaltar que ya desde el 1985 se empezaron a celebrar encuentros de los grupos comunitarios ambientalistas para discutir acerca de los problemas comunes, sus causas, las alternativas y las acciones a impulsar. Primero, se reunieron a nivel isla, luego, a nivel regional y, más tarde, por tema (energía, desperdicios, costas). Se puede decir que estos movimientos ambientales de base comunitaria constituyeron en Puerto Rico el movimiento popular más fuerte de los últimos decenios del siglo XX.
¿Cuál fue el hilo conductor del trabajo de Misión Industrial?
Desde sus inicios en los años 60, el trabajo de Misión Industrial se entendió como un trabajo profundamente político que formulaba críticas severas al llamado modelo de desarrollo económico de Puerto Rico. El desarrollo de “industrialización por invitación” estaba despojando a los supuestos beneficiarios de sus recursos naturales y su derecho a la salud. Además, estaba generando visos de una pobreza jamás imaginada en el ámbito social, político, ético y espiritual. Por otro lado, el trabajo de Misión destacaba cada vez más el potencial de la lucha ambiental con base comunitaria en términos de procesos de emancipación social. Se visualizaba que “las comunidades pueden retomar el poder que hemos delegado en los gobiernos, los políticos y las instituciones, sobre todo cuando el gobierno ha estado delegando sus responsabilidades en corporaciones privadas que se lucran con nuestras necesidades.” (Marianne Meyn)
Dentro del contexto político y social particular de Puerto Rico y su contexto de dependencia colonial, la meta organizativa de Misión siempre ha trascendido la lucha ambiental propiamente. Ha perseguido que las comunidades constituidas por amplios sectores sociales que carecen de voz propia se comprometan en un proceso de concebir y expresar la particularidad de sus intereses. También ha entendido que las comunidades, al establecer su existencia social, puedan convertirse en una fuerza que impulse transformaciones sociales humanizantes. Esta meta y práctica organizativa, además, sirvió de base para el intercambio de Misión Industrial con otras organizaciones en el Caribe y América Latina en múltiples encuentros organizados por organizaciones eclesiásticas, como el Consejo Caribeño de Iglesias, el Consejo Nacional de Iglesias, el Consejo Mundial de Iglesias, OXFAM y el Foro Social, entre otros organismos.
Es interesante notar que la Junta ecuménica de Misión y los integrantes del colectivo de trabajo (ver listado de integrantes de la organización) maduraron filosóficamente juntos y separados estimando sus espacios con mucho respeto. Las diferentes, pero a la vez incluyentes orientaciones ecuménicas por un lado, y ecologistas por el otro, se reflejan en los dos boletines El Semillero…Sembrando Opciones del 1998. Ambos cuerpos se acercaron y unieron cada vez más alrededor del concepto de ecología que define el Reverendo Leonardo Boff con las siguientes palabras:
“La ecología no se limita a asuntos verdes y especies en peligro de extinción. La ecología trata de un nuevo paradigma, es decir, una nueva manera de organizar el conjunto de las relaciones de los seres humanos entre sí, sus relaciones con la naturaleza y su razón de ser en este universo.” (En: Leonardo Boff, Ecología: Grito de la tierra, grito de los pobres, 2011)
¿Un proyecto ecuménico, ambientalista, ecologista, educativo, político, organizativo, científico, legal? Misión fue una sombrilla para todos los sectores identificados con el objetivo que define el certificado de incorporación en el 1969:“Desarrollar una conciencia de las implicaciones para la comunidad humana de Puerto Rico de la nueva época industrial y tecnológica en la cual vivimos, especialmente concerniente a los hombres y las instituciones de esa comunidad; y desarrollar modelos para efectuar cambios creativos y humanizantes dentro del ambiente socio-económico y de los procesos de hacer las decisiones de esa comunidad.”
¿Qué impulsó la formación de Misión Industrial?
En la segunda mitad de los años 60, algunos sectores progresistas dentro de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña iniciaron un proceso de discusión acerca de la necesidad de que la iglesia “se abriera al mundo” en torno a los problemas económicos, sociales y políticos del país que se discutían con vehemencia para ese tiempo. La discusión respondió a la observación de que la industrialización y el cambio social tan acelerado y desordenado impuesto al pueblo puertorriqueño se llevó a cabo sin haberse considerado las consecuencias socio-culturales y espirituales que tendrían sobre el pueblo. Se creía que hacía falta una organización relacionada con las iglesias que trabajara con los sectores obreros de fábrica, supervisores de primera línea y gerentes de industrias para lidiar con los problemas que surgían por el establecimiento de las industrias. “Sin embargo, pronto decidimos que el desbalance de poder era tan pronunciado por un lado, que era menester respaldar a los sectores obreros; entender mejor la seria amenaza del sector industrial al medio ambiente y comprender todos estos factores en el conjunto de la problemática del desarrollo social y económico el país.” (Richard Gillett)
Cabe resaltar que fue bajo el auspicio de la Diócesis de Puerto Rico de la Iglesia Episcopal que nació la organización en Puerto Rico (hubo otras misiones parecidas en Inglaterra y Estados Unidos). La formación de Misión Industrial propiamente se da bajo el liderato del “cura obrero” episcopal Richard Gillett, el reverendo anglicano canadiense Tom Anthony y uno de sus más fervientes colaboradores, el Obispo Episcopal Francisco Reus-Froilán.
Uno de los primeros trabajos de Misión Industrial, en el que se asume la responsabilidad social, fue lograr que la Iglesia Episcopal se pronunciara sobre la proyectada explotación minera. Misión ayudó a la celebración de vistas públicas en Puerto Rico por parte de las iglesias que tenían inversiones en las compañías mineras. Estas vistas sirvieron para cuestionar la política inversionista de las iglesias. Incluso, se llegó a pedir que las iglesias retiraran sus acciones de las compañías y que Misión compareciera ante los accionistas a fijar su posición respecto al proyecto minero. En esta época, la Carta Pastoral que promulgó el Obispo Reus Froilán sobre las minas resalta que: “El estar en el mundo compromete a la Iglesia a ser algo más que un mero agente de sacramentalización del orden establecido. La hace un agente profético en pro del cambio y transformación que traerá la paz y la justicia entre los hombres.”
Algo similar logró Misión con la compañía Westinghouse, que pretendía construir una planta nuclear en Aguirre. Allí también las iglesias tenían acciones. Es interesante resaltar que inicialmente la oposición a la explotación de recursos naturales no renovables (minas y petróleo) no era una oposición per se a su explotación, sino una oposición a la explotación por parte de compañías foráneas. Por el contrario, se aceptaría si el beneficio económico recayera en el pueblo de Puerto Rico o si las compañías foráneas pagaran una indemnización por el daño causado; una posición que iba a cambiar a una postura más radical y clara en contra de la contaminación.
¿Qué objetivos orientaron los trabajos más sobresalientes de Misión?
Tan pronto se hizo patente la imposibilidad de evangelizar, o bien, humanizar el taller de la fábrica, el Padre Gillett se dedicó durante los primeros años a ayudar en situaciones de huelgas y en situaciones que mostraban malas condiciones de trabajo y de salud para los obreros. Sin embargo, durante ese período creció el interés de Misión por los problemas ambientales en Puerto Rico y cómo estos afectaban no solo a los trabajadores en las fábricas sino, además, a los residentes de las comunidades cercanas a las fábricas.
Un ejemplo de esto fue el trabajo que llevó a cabo Misión en relación con la extracción de cobre a cielo abierto cerca de las comunidades en las montañas de Adjuntas, Lares y Utuado. La oposición se fundamentó en el daño que las minas iban a causar en los residentes del área, a la agricultura, a los ríos, a la fauna y la flora de las montañas. Además, Misión se opuso al proyecto de un puerto de calado hondo para super tanqueros de petróleo (superpuerto) en la costa oeste del país (Aguadilla, Rincón o Isla de Mona). Se pretendía usar a Puerto Rico como parada de unos inmensos barcos de petróleo que representaban un verdadero peligro por los escapes y desperdicios que terminarían en el mar.
Ya cuando se retira Richard Gillette por entender que “Misión debiera operar completamente por un personal puertorriqueño”, el proyecto se involucra en el problema de los desperdicios de mercurio de la fábrica de termómetros Becton & Dickinson de Juncos. Tanto los obreros como los vecinos se estaban envenenando con el mercurio. Se logró que la fábrica tuviera que disponer mejor de sus desperdicios y se tramitó una demanda de daños y perjuicios contra la empresa por parte de los vecinos.
Misión apoyó a los obreros migrantes agrícolas puertorriqueños y la huelga de la General Electric de Palmer. Misión adiestró a líderes obreros y apoyó a las comunidades de Guánica, Guayanilla y Yauco que vivían en el mismo medio de un monstruo petroquímico. Además, ayudó en la organización de los vecinos de Guayama y Salinas que se oponían a la compañía Monsanto. Misión también brindó apoyo para que las comunidades en Manatí, Barceloneta, Cataño, Yabucoa, Vieques, Cabo Rojo se organizaran. Misión estuvo, “en fin, en donde quiera que se sentían los efectos de un modelo económico de desarrollo que dejaba la basura aquí y se llevaba sus frutos a otra parte.” (Benjamín Ortiz)
El trabajo que Misión Industrial realizó con las comunidades durante su primer decenio enfatizaba en el apoyo científico (estudio sobre la función pulmonar y la contaminación atmosférica, estudio sobre contaminación de agua entre otros) y en el ofrecimiento de apoyo legal y organizativo (ver cronología de los trabajos del 1966 al 1983, Marianne Meyn). Este trabajo tan efectivo y diverso fue posible gracias a decenas de voluntarios que se integraron a nuestros esfuerzos desde la Junta de Directores, comités asesores, colectivo de trabajo, organizaciones comunitarias e iglesias.
Claro está, con una gama de actores tan heterogénea hubo también un potencial de conflicto diverso por lo que muchos habrán oído hablar de discusiones y crisis en Misión Industrial. Uno de estos momentos de crisis se dio a finales de los años 70 y principios de los 80; lo cual desembocó en una renovación del colectivo de trabajo y la estabilización de la Junta de Directores, una junta que desde 1983 solo iba a integrar representantes de las iglesias y proyectos ecuménicos hermanos.
Si bien el trabajo de Misión Industrial estaba dirigido a la educación y organización comunitaria desde una perspectiva política progresista y radical, se vio la necesidad de retomar los objetivos generales originales citados arriba, reafirmar el trabajo de concientización, organización y desarrollo de modelos de desarrollo humanizantes. En vez de mostrar una tendencia al actuar como una agencia de servicio, Misión quería asegurarse de actuar como agente de cambio dirigido en último término a crear un frente de lucha popular. Por lo tanto, Misión no iba a seguir atendiendo todos los focos de problemas ambientales; por el contrario, “iba a hacer una selección y establecer un orden de prioridad tanto temático como de potencial organizativo y multiplicador de las experiencias.” (Alfonso Damman)
El grueso del trabajo que se realizó desde los años 80 en adelante giraba, entonces, alrededor de la organización comunitaria. Se aspiraba no tanto a resolver un problema ambiental dado de una comunidad dada, sino fortalecer y extender los procesos de organización comunal, que combinaban la organización comunitaria con la educación popular, el análisis científico, la utilización de los medios de comunicación, y la incorporación de líderes religiosos, cívicos y culturales a un movimiento amplio con base comunitaria. En tal proceso organizativo “las comunidades comienzan por defender sus intereses inmediatos de una forma espontánea. Pero al calor de su práctica, experiencia y confrontación con las distintas instrumentalidades, agencias y grandes industrias cuyo fin último es el lucro a costa del trabajo de los obreros puertorriqueños, algunos de los miembros van desarrollando la conciencia de que los problemas ambientales no meramente tienen un carácter general, sino que están ligados a la estructura económica, política y social puertorriqueña.” (Wilfredo López)
Sobre el trasfondo de crear un movimiento amplio de base comunitaria, cabe resaltar que ya desde el 1985 se empezaron a celebrar encuentros de los grupos comunitarios ambientalistas para discutir acerca de los problemas comunes, sus causas, las alternativas y las acciones a impulsar. Primero, se reunieron a nivel isla, luego, a nivel regional y, más tarde, por tema (energía, desperdicios, costas). Se puede decir que estos movimientos ambientales de base comunitaria constituyeron en Puerto Rico el movimiento popular más fuerte de los últimos decenios del siglo XX.
¿Cuál fue el hilo conductor del trabajo de Misión Industrial?
Desde sus inicios en los años 60, el trabajo de Misión Industrial se entendió como un trabajo profundamente político que formulaba críticas severas al llamado modelo de desarrollo económico de Puerto Rico. El desarrollo de “industrialización por invitación” estaba despojando a los supuestos beneficiarios de sus recursos naturales y su derecho a la salud. Además, estaba generando visos de una pobreza jamás imaginada en el ámbito social, político, ético y espiritual. Por otro lado, el trabajo de Misión destacaba cada vez más el potencial de la lucha ambiental con base comunitaria en términos de procesos de emancipación social. Se visualizaba que “las comunidades pueden retomar el poder que hemos delegado en los gobiernos, los políticos y las instituciones, sobre todo cuando el gobierno ha estado delegando sus responsabilidades en corporaciones privadas que se lucran con nuestras necesidades.” (Marianne Meyn)
Dentro del contexto político y social particular de Puerto Rico y su contexto de dependencia colonial, la meta organizativa de Misión siempre ha trascendido la lucha ambiental propiamente. Ha perseguido que las comunidades constituidas por amplios sectores sociales que carecen de voz propia se comprometan en un proceso de concebir y expresar la particularidad de sus intereses. También ha entendido que las comunidades, al establecer su existencia social, puedan convertirse en una fuerza que impulse transformaciones sociales humanizantes. Esta meta y práctica organizativa, además, sirvió de base para el intercambio de Misión Industrial con otras organizaciones en el Caribe y América Latina en múltiples encuentros organizados por organizaciones eclesiásticas, como el Consejo Caribeño de Iglesias, el Consejo Nacional de Iglesias, el Consejo Mundial de Iglesias, OXFAM y el Foro Social, entre otros organismos.
Es interesante notar que la Junta ecuménica de Misión y los integrantes del colectivo de trabajo (ver listado de integrantes de la organización) maduraron filosóficamente juntos y separados estimando sus espacios con mucho respeto. Las diferentes, pero a la vez incluyentes orientaciones ecuménicas por un lado, y ecologistas por el otro, se reflejan en los dos boletines El Semillero…Sembrando Opciones del 1998. Ambos cuerpos se acercaron y unieron cada vez más alrededor del concepto de ecología que define el Reverendo Leonardo Boff con las siguientes palabras:
“La ecología no se limita a asuntos verdes y especies en peligro de extinción. La ecología trata de un nuevo paradigma, es decir, una nueva manera de organizar el conjunto de las relaciones de los seres humanos entre sí, sus relaciones con la naturaleza y su razón de ser en este universo.” (En: Leonardo Boff, Ecología: Grito de la tierra, grito de los pobres, 2011)
Documentos acerca de Misión Industrial de Puerto Rico
¿De dónde surgió Misión Industrial? [pdf]
Padre Gillet y Misión Industrial (Boletín Credo, 1973) [pdf]
Misión Industrial de Puerto Rico...¿qué es? [Opúsculo]
Misión Industrial de Puerto Rico [Opúsculo en inglés]
MIPR: 10 Años por la calidad ambiental y en defensa de los recursos naturales (1979) [pdf]
MIPR: 10 y 30 Años por la calidad ambiental y en defensa de los recursos naturales [pdf]
¿De dónde surgió Misión Industrial? [pdf]
Padre Gillet y Misión Industrial (Boletín Credo, 1973) [pdf]
Misión Industrial de Puerto Rico...¿qué es? [Opúsculo]
Misión Industrial de Puerto Rico [Opúsculo en inglés]
MIPR: 10 Años por la calidad ambiental y en defensa de los recursos naturales (1979) [pdf]
MIPR: 10 y 30 Años por la calidad ambiental y en defensa de los recursos naturales [pdf]